26 de maig 2009

Soberano es cosa de...


Convé no oblidar d'on venim... perquè el patriarcat ens ha deixat residus en forma de masclisme, d'androcentrisme i de sexisme.

¡Ahora todos me miran!


Consume Hasta Morir es una reflexión sobre la sociedad de consumo en la que vivimos, utilizando uno de sus propios instrumentos, la publicidad, para mostrar hasta qué punto se puede morir consumiendo.

Yo también estuve en Ordenación Tecnoestética.
Me veía redonda.
Ahora, todos me miran.


La contrapublicitat és divertida. Practica-la!!!

Per a profes: us recomane un bloc per a treballar la publicitat des de l'Educació Plàstica i Visual.

19 de maig 2009

Intersexualidad


" Como la que más A lo largo de los últimos años tuve la oportunidad de participar de muchos talleres sobre intersexualidad, y en su discurrir hay una escena que se repite. Los y las participantes son invitados a imaginar qué ocurrió cuando nacieron, cómo fue que terminaron asignados como niñas o niños, qué parte de su cuerpo fue la que determinó esa asignación, si se produjo en el momento de nacer, o aún antes. En el momento de responder a esa pregunta, los hombres siempre aciertan cuando afirman: un pene. Algunas mujeres también aciertan cuando dicen: no había pene. Y muchas mujeres suponen: alguien debe haber visto que yo tenía una vagina. El fundamento de esa presunción es claro. La penetrabilidad de niñas y mujeres ha constituido históricamente un rasgo esencial de su modo de ser en el género. Sin embargo, esta identificación inicial del género femenino con la capacidad-para-ser-penetrada sólo puede ocurrir si otra operación material y significante tuvo lugar con anterioridad: la comprobación de que nada, pero nada, en ese cuerpo que será el de una mujer, competirá, será tomado, o confundido, con un pene. Pene o no pene, primero. Que el clítoris no parezca un pene, después. Tal es la economía carnal de la asignación de género en Occidente.

Pero ¿qué tanto debe medir un clítoris para ser aceptable y no amenazante? La práctica ritual de clitoridectomías habla a las claras de que su mera existencia es sencillamente inaceptable en distintos lugares del mundo. El 6 de febrero fue establecido así, hace algunos años atrás, como el día de la Cero Tolerancia hacia la mutilación genital femenina en el continente africano, a partir de una iniciativa promovida por el Comité Interafricano sobre Prácticas Tradicionales. En nuestra cultura, que mira con horror tales prácticas, el tamaño “aceptable” de un clítoris oscila alrededor de los cuatro centímetros como máximo –nada llamativamente, el mínimo no es considerado un problema relevante. Más allá de esa medida, que marca uno de los límites férreos de lo femenino, se despliega la amenaza de un cuerpo malformado, virilizado, mal emplazado en su género. A favor de “reducirlo” por vía quirúrgica en la primera niñez se esgrimen argumentos tales como la posible confusión de género, la vergüenza y la discriminación –argumentos asediados por el fantasma de un goce para que el que aun no existen ni nombre ni medida. ¿Acaso alguien podría imaginar, sin estremecerse, una mujer con un clítoris de cinco, ocho, diez centímetros, capaz de erectarse y, quién sabe, incluso, de penetrar?
[...]
La mutilación genital infantil intersex no afecta solamente a niñas; sin embargo, se trata de uno de los procedimientos feminizantes más brutales y literales de nuestra cultura. No solo sufren sus consecuencias aquellas niñas nacidas con un clítoris de extensión superior al promedio, sino también aquellos niños cuyo pene resultó demasiado pequeño para las expectativas culturales sobre su tamaño. “Corregir” quirúrgicamente esos cuerpos se vuelve entonces un imperativo no solo individual sino cultural –a riesgo de vernos enfrentados a enfrentar la locura, ese no saber que amenaza con devorarnos y nos devora. [...]"

Versiones. Mauro Cabral (2007)

Para leer más: Interdicciones (pág. 101)



Violències sobre el cos

Pobret, el cos, com el tractem, amb les dietes innecessàries!
I la publicitat ho sap i se n'aprofita!

17 de maig 2009

17 de mayo, Dia Mundial contra la Homofobia y la Transfobia



La LEY 3/2007, de 15 de marzo, reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas, dice que para que una persona pueda cambiarse el sexo en el DNI es necesario que un médico o psicólogo clínico certifique que padece disforia de género. Esto quiere decir: que existe “disonancia entre el sexo morfológico o género fisiológico inicialmente inscrito y la identidad de género sentida por el solicitante o sexo psicosocial”, que esta disonancia es estable y persistente” y que no existen “trastornos de personalidad que pudieran influir, de forma determinante, en la existencia de la disonancia reseñada”.

Para el cambio de nombre, la persona ha de haber sido tratada médicamente durante al menos dos años y acomodar así sus características físicas a las correspondientes al sexo reclamado. La cirugía de reasignación sexual no es, por tanto, necesaria y podrá no exigirse el tratamiento médico si “concurren razones de salud o edad que imposibiliten su seguimiento”.

¿Tod@s l@s trans se quieren operar?

¿Se puede ser transexual, feminista y antipatriarcal?

Miquel Misé, de la Guerrilla Travolaka, habló de Transexualidad para el colectivo coruñés Maribolheras Precárias (Políticas Trans, 4 de mayo de 2009).

Miquel es transexual, no está operado ni desea hacerlo, vive en un cuerpo de mujer hormonado, pero desea que le traten en masculino.

¿Hay acaso más casillas en las que meterse?

El sistema nos da a elegir entre solo dos: ¿Chico o chica? ¿Ganar o perder?

Si naciste con genitales femeninos y todo el mundo te habla en femenino sin preguntar, y a ti te parece estupendo seguir jugando a las muñecas toda tu vida, incluso si la muñeca eres tú; pues has ganado. Te mereces el nombre, el sexo en el DNI y el reconocimiento social.

Pero si naciste “mujer”, y en la panadería te dicen “¿qué quieres, chico?” porque las plumas se te caen a cada paso. Si no te gustan las muñecas, ni mucho menos ser tú una muñeca. Si a veces piensas que desearías ser un chico. Si lo piensas siempre. Si hasta lo sueñas… entonces, has perdido.

Menos mal que el sistema es “bueno” y nos da a elegir: si quieres ser un nene o una nena, y no te vino de serie, tendrás que ir al médico. Allí te dirán que estás enferm@ y que deberás hormonarte durante al menos dos años.

¿Fácil, no? Las enfermedades se curan con pastillas.

La medicina ya sabe como “curar” a l@s trans. Ahora que nos curen a tod@s l@s demás.

Quiero una pastilla para cuando mi vecina me dice: “¡Cómo te estás poniendo!
Quiero una pastilla para cuando mi novio me suelta: ¡Vaya michelín, cariño…!
Quiero una pastilla para cuando veo a Angelina Jolie y quiero tener su cuerpo.
Quiero una pastilla para cuando me miro en el espejo y no me gusta lo que veo.

Quiero… una asignatura en la que se trabaje, desde pequeñitos, cómo la gente vive su cuerpo y cómo permite esta sociedad que la gente viva su cuerpo.

Quiero que en mi instituto los gordos y las flacas, las altas y los bajos, las masculinas y los femeninos, los cojos, las cegatas, las narigudas, los orejudos, las tetonas, los debiluchos… no necesiten pastillas para vivir. O si las toman, que sea porque realmente quieren.

13 de maig 2009

Violeta es bella. Y Julio es...





A Julio le han dado el alta después de recibir una brutal paliza de Rodri, el hermano nazi de su ex-novia. Amenazado por éste, todavía no ha presentado la denuncia, aunque su amigo Fer se le ha adelantado.

Durante su hospitalización, Violeta, una chica nueva en el instituto, le ha ido llevando los apuntes de clase.

Julio conversa con su madre sobre la denuncia y sobre Violeta.

Julio - ¡Que no..., que no es mi novia! ¡Cómo va a ser mi novia, si pesa el doble que yo!

(Física o Química, capítulo 3x4. Antena 3)

12 de maig 2009

Homofòbia, sexisme i masculinitat (3)


(En castellano)


I si et quedes parat, és que ets un marieta! perquè els hòmens de debò no estimen altres hòmens. L’homofòbia és això: la por i l’odi a l’homosexualitat i als homosexuals, i el pànic dels hòmens a estimar altres hòmens o que altres hòmens els estimen a ells.

Són les tres potes de la identitat masculina tradicional: l’individualisme (no sóc un xiquet), la misogínia (no sóc una dona) i l’homofòbia, amb la seua triple violència.

De la segona, la violència contra les dones, en parlarem més endavant. Però només un tast: un dels pitjors insults que se li pot dir a un home és “nena”. Ja se sap el que se li associa: debilitat, covardia, sentimentalisme, passivitat... Res a veure amb la manera de ser de la majoria de les dones, però... cal allunyar-se de qualsevol característica que es considere pròpia d’aquestes.

Altres formes de masclisme consisteixen a aprofitar-se del treball de cura de les persones, de la feina domèstica, etc. que aquestes desenvolupen de manera gratuïta. També és sexisme del bo, la desresponsabilització de la igualtat, o fins i tot el boicot al desig d’equiparació de les dones, considerant el feminisme com el contrari del masclisme o traduint les justes reivindicacions a la dinàmica del guanyar-perdre, segons la qual el que les dones volen és passar de baix a dalt i, per tant, manar dels hòmens.

I, per últim, l’amor. Per a la masculinitat tòxica, l’amor és una batalla i en les guerres, la confiança és perillosa, no s’ha de mostrar debilitat sinó tot el contrari perquè l’objectiu de la contesa és guanyar. Des d’aquesta òptica, alguns sociòlegs veuen l’adulteri com una manera que tenen els hòmens d’amagar la dependència emocional de les seues parelles, perquè no poden admetre que les “necessiten”.

Pel que fa a l’homofòbia, les dades d'un estudi realitzat durant el curs 02/03 amb vora 300 adolescents valencians de 14 a 18 anys, ens aporta aquestos resultats:
  • Dos de cada tres adolescents consideren que lesbianes, gais, transsexuals i bisexuals són tractats de forma injusta als centres educatius, discriminació que es considera per damunt del 80% en el conjunt de la societat.
  • Més d'un 20% (quasi un 40% en el cas dels xics) afirma sentir-se incòmode/a en la relació amb lesbianes i gais.
  • Un 17,2% (quasi un 40% de xics) considera inapropiat que lesbianes i gais expressen els seus sentiments en públic. No obstant això, només un 3,5% (un 6,8% de xics) creu correcte tractar amb menyspreu a les persones homosexuals, encara que un 10,3% més es mostren indiferents davant d'aquest tracte.
  • Respecte a com creuen els i les adolescents enquestats que hauria de tractar la societat a lesbianes i gais, un 77,3% afirma que haurien de tindre els mateixos drets mentre que un 17,9% considera que alguns no els concerneixen, principalment el referit a l'adopció i tindre fills.
  • Per a un 4,1%, ser homosexual no és correcte.
Destaque el segon punt i la diferència entre xics i xiques en la consideració de l’homosexualitat. L’homofòbia és típicament masculina i els barons tradicionals es creuen en el dret d’atacar els gais, especialment els més femenins, perquè han consentit a renunciar als seus privilegis de mascles adoptant les formes i maneres de les dones.

El proper dia 17 de maig és el Dia Mundial contra l'Homofòbia i la Transfòbia perque l'any 1990 l’Organització Mundial de la Salut (OMS) va eliminar l’homosexualitat del seu llistat de malalties mentals.


L’homosexualitat no és una malaltia, ha dit la OMS. Serien malaltes les persones homosexuals si no hagueren estat eliminades de la llista? I sanes les heterosexuals? I les bisexuals? I les transsexuals? I les...?

Qui ens dóna permís per a ser “normals”?

El done qui el done, la feina la tenim nosaltres. L’altre dia comentava a l'alumnat de l’IES Bocairent, que espere no jubilar-me abans de veure com els xics se saluden pels corredors fent-se un petó i una abraçada ben càlida, i no una coltellada o una palmada a l’esquena com fan ara.

La por a mostrar afectes i emocions, el temor a sentir estima per altres barons, és també conseqüència d’aquesta homofòbia que obliga els hòmens a viure amb la cuirassa posada permanentment. El problema és que es tracta d’una cuirassa radioactiva, i ja se sap que les radiacions ho contaminen tot.

La tria és clara: radioactivitat masculina o carinyo?
(continuarà)

11 de maig 2009

Hòmens i domesticitat

Masculinitat i violència (2)



(en castellano)


La masculinitat és com una ceba, diu O. Guasch: no hi ha res baix (només una sèrie de capes en forma de rituals, paraules, significats...) i fa plorar. La masculinitat forma part d’un relat mític que ofereix als hòmens la promesa del reconeixement social, sempre que seguesquen les normes de gènere. “Sigues un home i tot açò serà teu”; però ningú no explica el preu que s’haurà de pagar, un preu que no solament pagaran els hòmens “de debò” sinó tots els del seu voltant.

El primer tribut serà paradoxalment la impossibilitat de plorar. Els hòmens no ploren els diuen als xics des de ben menuts. Els barons són pressionats a reprimir els seus sentiments de por i de dolor, però també els d’amor i cura, perquè si es deixen portar per les emocions, s’assemblaran massa a aqueixes personetes a qui sovint vesteixen de rosa. I ja ho diguérem en l’anterior post: la masculinitat tòxica parteix de tres negacions: no ser un xiquet, no ser una dona i no estimar altres barons.

La repressió emocional és també un tipus de violència. Els hòmens no poden plorar, però la ira i l'agressivitat són permeses i animades. Una violència que la masculinitat tradicional exerceix també de tres maneres:

Violència contra un mateix
Violència contra els altres barons
Violència contra les dones


En la violència contra un mateix hi podem trobar maneres d’actuar típicament masculines: les bregues, els hàbits alimentaris poc saludables, el consum excessiu d’alcohol o d’altres drogues, la temeritat, les pràctiques de risc sexual (no posar-se el preservatiu), etc. En definitiva, la sensació d’invulnerabilitat porta a exposar-se (i exposar les persones del voltant) a perills, sense reflexionar ni mesurar-ne les conseqüències.


En la violència contra els altres barons hi ha present l’aprenentatge dels sotmetiment i de la jerarquia. Encara que els barons, en presència de les dones, donen mostres de masculinitat, no són aquestes les que concedeixen l’aprovat en l’assignatura de la masculinitat, sinó els altres hòmens. I la jerarquia no es qüestiona, perquè hi ha el somni de ser algun dia l’amo.

Fa un parell de cursos vaig presenciar als corredors del meu institut una escena curiosa. Un alumne de primer de Batxillerat tenia agafat de les espatlles a un menudet de primer d’ESO. L’actitud no era d’excessiva violència, però un rogle de xics corejava i animava l’encontre. El xicot gran reia perquè la desigualtat era evident; amb la mà estirada, el menut no el podia ni tocar. El més sorprenent del cas va ser el comentari del de l’ESO:


-Maricó, que portes una samarreta rosa!


Malgrat l’insult, el gran continuà rient i l’amollà. El menut, content amb el contraatac, se n’anà cap a classe. Al seu interior es va quedar una xicoteta ferida que ara que ja és dels grans de l’institut s’encarrega de curar exercint la seua autoritat amb els més menuts i amb els iguals. També amb la seua xicota.

Michael Kaufman explica que els xics creixen entre les bregues i la brutalitat i per a sobreviure cal acceptar i interioritzar la violència com un norma natural de conducta.

I si no respons amb violència i et deixes, seràs un covard!


(continuarà)

6 de maig 2009

La masculinitat tòxica (1)



(En castellano)
En ple segle XXI patim una espècie de miopia que ens fa pensar que la igualtat està aconseguida per obra i gràcia de la Fada Constitució. Aquesta, amb la seua vareta màgica, i l’article 14, ens diu que som iguals i que no podem ser discriminats per aquest motiu.


Que es faça la igualtat! diu la Fada. I nosaltres ens ho creiem, ho prenem com un fet –i no com un objectiu- i ens quedem paradets, confiant en els seus poders extraordinaris. A l’escola no es discrimina!, diuen algunes. A la meua empresa, tampoc! diuen uns altres. Jo a casa ajude la meua dona! comenta un marit “igualitari”.

Però, ai, encara queda camí! El patriarcat és una enorme i poderosa fàbrica d'educar persones que ha deslocalitzat els seus negocis en llocs invisibles per als ulls de les democràcies occidentals; tanmateix ha estat i és tan contaminant que ens ha deixat bona cosa de residus. Els noms que donen a aquestes deixalles les científiques (feministes) que les han estudiades escrupolosament són: masclisme, sexisme i androcentrisme.

Tornaré en un altre post sobre els residus contaminants del patriarcat, perquè ara vull seguir amb la descripció detallada d’una altra font de contaminació de les relacions i de la convivència que és la masculinitat tradicional o, en paraules de Sergio Sinay, la masculinitat tòxica.

És difícil, en un món tan canviant com el nostre, trobar la pròpia identitat, és a dir, què i com volem ser i relacionar-nos. De vegades pot resultar més fàcil saber el que no volem ser i, en això, la identitat masculina sembla que té experiència. Per al sociòleg Òscar Guasch, la masculinitat tòxica s’articula a partir de tres negacions:

No sóc un xiquet
No sóc una dona
No estime altre hòmens

De segur que haureu vist exemples al vostre voltant que mostren com es pressiona els xiquets barons, des de ben menuts, a eixir de les faldes de la mare, a jugar a jocs “masculins” i competitius per tal de demostrar valentia i fortalesa, a amagar els sentiments i les pors perquè els xics no ploren, etc.

Tot això ens va configurant un model de personalitat i d'home autosuficient que ha de ser independent –materialment i emocionalment-, ambiciós, competitiu, egocèntric i exitós. El psicòleg Luis Bonino –i fixeu-vos que ara estic citant a científics barons, que també n'hi ha que han estudiat molt la contaminació patriarcal-, diu que aquest model d’autosuficiència crea la fantasia de la invulnerabilitat, és a dir, el menyspreu del perill i la conducta heroica, prepotent de vegades, i caldo de cultiu de la violència moltes altres.

Perquè clar, la masculinitat tòxica, ja ho hem dit, és competitiva i, a més, bel·licosa! La violència és el mitjà d’aconseguir fer-se un lloc en els camps de batalla de l’escola i del carrer. La força s’ha de provar i un s’ha d’entrenar de veritat, o de mentida.


Plas!!!!!!
Algú pel corredor de l’institut et pega una coltellada que quasi et tira a terra. Un professor ho ha vist i pregunta què passa. No passa res: és el meu col·lega!, contesta el màllarga. I ja està, una prova més superada en l’assignatura de la masculinitat tòxica!

Quina nota tens tu en aquesta assignatura?

(continuarà)


Records als Abrils, Palmers, Amaies... de l'IES Bocairent!!!



Il·lustració: Irma Navarro (Tot per amor?)